La proteína consta de largas cadenas de aminoácidos, que se consideran elementos esenciales para el desarrollo, crecimiento y mantenimiento del cuerpo. Los aminoácidos se encuentran en varias fuentes de alimentos, particularmente en huevos, lácteos, pescados, y carne. Ciertos alimentos vegetales, nueces y semillas son también buenas fuentes de proteínas.
Nuestros músculos, órganos y tejidos están estructurados a partir de proteínas ensambladas. Funcionalmente, las proteínas juegan un papel importante en casi todos los sentidos. La proteína ayuda a curar heridas, controlar los niveles de azúcar en la sangre, y neutralizar las bacterias.
Se recomienda que la mayoría de la gente necesita comer alrededor de su peso corporal (pasado de kilos a gramos) en proteínas todos los días. Si usted es una mujer de 60 kilos, por ejemplo, sería una buena idea apuntar 60 gramos de proteína.
Hacer del consumo de proteínas una prioridad ayuda con la quema de grasa, y con la construcción y el mantenimiento de los músculos sanos. Como regla general, cuanto más activo se es, más proteína se requiere. Esto se debe a que las proteínas siempre se disipan y deben reponerse.
La mayoría de las personas son deficientes en proteínas hasta cierto punto. Como la proteína está implicada en casi todas las funciones corporales, los síntomas se presentarán señalando una escasez de estas biomoléculas vitales.
Problemas generales por deficiencia de proteínas
La falta de proteínas reduce la capacidad de limpiar los productos de desechos que los microorganismos depositan en el cuerpo, que son conocidos como los radicales Libres. La acción de estos deshechos provocan daño en las células propias y pueden aumentar el riesgo de contraer un cáncer, promovido por una infección de un virus, por ejemplo la hepatitis B o por la ingestión de productos químicos inductores o promotores de cáncer, por ejemplo pesticidas, toxinas de hongos, etc.
Los signos de falta de proteínas
La falta de proteína puede ocasionar que seamos propensos a las infecciones en nuestro organismo que podría manifestarse en el pulmón y en el intestino delgado. Para ello es necesario controlar y saber cómo detectas estos signos de falta de proteínas en nuestro cuerpo para mejorar nuestra salud.
1. No poder dormir
Otra preocupación que puede ser el resultado de la falta de proteínas en la dieta es la incapacidad de dormir profundamente durante la noche. Sin la proteína, el cuerpo tiende a desear carbohidratos y azúcar en exceso. Esto crea una dependencia de azúcar para obtener energía. Sin embargo, el azúcar y los carbohidratos se queman rápidamente, creando altas y bajas en los niveles de energía lo que ocasiona un desorden a la hora de dormir y la falta de sueño o incomodidad al tratar de concebirlo.
2. Fallos en el sistema cardiovascular:
La falta de proteínas puede desatar problemas en el corazón, como así también diabetes tipo 2 lo que disminuiría los niveles de azúcar en la sangre, conocido como hipoglucemia, producido por un desequilibrio entre la insulina y el glucagón.
3. Erupción roja en la piel y caída del cabello
Cuando hay erupciones en la piel y el cabello comienza a caerse al mismo tiempo, puede estar indicando la falta de proteínas, por ejemplo nos puede faltando biotina (B7) y sobrando algunos elementos. Para evitarlo: comer champiñones, frutos secos, salmón, aguacate, coliflor, plátanos y frambuesas.
4. Marcas blancas o rojas en mejillas, brazos y muslos
Si las marcas que aparecen son blancas y rojas, y se concentran en mejillas, brazos y muslos, es la traducción de la poca cantidad de ácidos grasos esenciales y de las vitaminas A y D. La solución para este problema es dejar de comer tantas grasas trans y aumentar las saludables. Alimentos como el salmón, almendras, nueces, semillas de lino, chía o el cáñamo son muy buenas alternativas para contrarrestar este problema. También las verduras de hoja verde y los tubérculos.
5. Calambres y dolores punzantes en piernas y pies
Los calambres y dolores en las extremidades se deben a la falta de calcio, potasio y magnesio, así como también por un entrenamiento físico demasiado intenso. Para revertir esta situación es vital comer avellanas, plátanos, almendras, calabaza, manzanas, cerezas, pomelo, brócoli y todas las verduras de hojas verdes (sobre todo espinaca).